A los padres
de los niños que participarán en el campeonato de España por edades:
Llevo varios
años llevando a mis hijos al campeonato de España sub-8 y sub-10, y todos los años
pasa más o menos algo similar
.
Los papis
han hecho un esfuerzo económico considerable para el entrenamiento de sus
hijos, así como para el viaje y la estancia en el hotel, así que esperan
recoger los frutos de dicho esfuerzo en el campeonato. El primer día se respira
ilusión, alegría y bastante nerviosismo. Los niños más novatos aún no saben lo
que les espera. Son pequeñitos: 7 y 8 años, los hay incluso de 5 y 6. Muchos de
ellos son invencibles en sus ciudades de origen, algunos han quedado entre los
mejores de su comunidad. ¡Son unos cracks!
Sus padres
no caben en sí de lo orgullosos que están de ellos y les gustaría demostrar de
lo que son capaces en este campeonato. Todos van con expectativas, es natural.
Los niños
aún no son conscientes de la importancia del evento, pero no os preocupéis
porque los padres se encargarán de transmitírselo hasta que no puedan dormir de
puros nervios. También pueden aparecer charcos de vómito en la sala de juego o
inmediaciones, o algún niño
,
ya sentado
frente al contrincante, con un ataque de hambre voraz (nota algo en la tripa y
no sabe lo que es) mientras que su madre corre de un lado a otro, desesperada
por llevarle algo a la boca y gritando: “¡es que no tengo nada para darle!”.
¡CALMA! Ayudaréis mucho más a vuestros hijos si vosotros mismos estáis
relajados. Ya sé que es difícil pero
,
¡hay que intentarlo!
Ya están los
pequeños jugadores sentados en la sala de juego. Sus padres, nerviosos, hacen fotos
a sus hijos que les miran, algunos muy asustados, otros muy seguros de sí
mismos. Les animan y les dan muchos consejos y besos, además de ayudarles a
rellenar la planilla. Los niños balancean las piernas bajo la mesa, comiéndose
las uñas o el “boli” y mirando a su rival intentando adivinar si será “bueno” o
“malo”, excepto los que ya hayan sido informados por sus padres, que hicieron
un estudio exhaustivo del rival. Los peques no han escuchado nada de lo que ha
dicho el árbitro antes de comenzar la primera ronda, da igual. Alguno ya se ha
pintarrajeado la camiseta de su comunidad y el pantalón por varias zonas
.
También sus
manos están llenas de tinta y ha descolocado la planilla y las copias. Menos
mal que el padre no le ha perdido de vista y lo recompone todo antes de que
empiece la partida
.
Los más
pequeños han aprendido a escribir este año y parece increíble que ya sepan apuntar
los movimientos de sus partidas. Los padres no se marchan hasta que no les
echan de la sala amablemente. Llegó el gran momento, ¿serán capaces de pensar
las jugadas?
A los 10
minutos ya salen los primeros en terminar sus partidas, ¡¡¡pobre del que haya
perdido en tan poco tiempo!!! No seáis muy duros con ellos, no lo hacen a
propósito, son pequeños, son rápidos, seguro que con los años irán
corrigiéndose. Tienen muuucho tiempo por delante para aprender a jugar bien al
ajedrez. Al ganador le dirán: “Tienes que pensar más, ¿eh?”
.
Pero en el
fondo: Alivio y alegría, primera victoria y una palmadita en la cabeza al
“nano”
.
Los niños
van saliendo de la sala y los padres les esperan impacientemente, intentando adivinar
lo que han hecho con el corazón en un puño. Algunos lo saben enseguida, pero
otros hasta que su hijo no mueve el pulgar arriba o abajo, ni idea; los hay que
no dan pistas ¡qué
crueles!
Pero los más sufridores, sin duda alguna son los que siguen las partidas “on
line”, los que tienen a sus hijos en las primeras mesas, ¡hay que ser
masoquistas! No apto para enfermos del corazón, es como un deporte de riesgo,
sólo para los más intrépidos.
Los padres
de los perdedores no entienden la razón de la derrota de su hijo y le
preguntan:“¿cómo ha sido? ¿A qué no has pensado? ¿Con cuánto tiempo has
acabado? Ya sabía yo que estar de jugueteo antes de la partida no era bueno…es
que no te lo tomas en serio, parece que te da igual… A partir de ahora: se
acabaron los juegos. A descansar y a prepararse las partidas en la habitación,
¡que no hemos venido a pasar el rato!”. Están realmente enojados. Y lo peor:¡se
suponía que su hijo era mejor que el rival!
Tras
tranquilizarse un poco, buscan otras razones que pueden haber afectado al niño,
está agotado, tan sólo ha dormido cuatro horas esta noche por los nervios, en
fin que, de otro modo seguramente habría ganado, pero claro
,
en ese
estado…
Muchos niños
tendrán tanto miedo de perder otra partida y volver a ver en sus padres esa
cara descompuesta con los ojos desorbitados de enfado y rabia, que se aferrarán
a las tablas con todas sus fuerzas, por muy bien que les vaya la partida, ya
que el terror les ha dejado completamente bloqueados
.
Otros pocos
harán lo que sea por ganar, incluso trampas para conseguir el objetivo que le
han inculcado sus padres: ganar. Cuando esto ocurra, ellos deberían preguntarse
si no habrán presionado demasiado a su hijo. En las últimas partidas las caras
de los padres ya no tienen nada que ver con las del primer día y los niños
están pagando su mal humor sin comprender del todo porque sus padres están enfadados
con ellos, intentaron ganar, pero perdieron algunas partidas. Mucha frustración
en el ambiente, las expectativas se fueron al garete, quizá aún pueda conseguir
ser el mejor de su comunidad o quedar de la mitad hacia arriba o…¡Los
resultados no son tan importantes!
Les hemos
proporcionado los medios para que aprendan a jugar al ajedrez y han aceptado gustosos.
Les hemos regalado su participación en el Campeonato de España. Por favor:
¡No les amarguemos
el campeonato!
Se merecen
jugar a gusto, sin presión y que hagan lo que puedan
.
¡No nos
deben nada! Cometerán errores. Los adultos también los cometen. Son niños pequeños,
dejadles jugar y disfrutar juntos, es el recuerdo más bonito que se llevarán
del campeonato, ¡no se lo arrebatéis! Sólo unos pocos serán los afortunados y
quedarán en los primeros puestos, pero la gran mayoría quedarán por detrás y
habrán disfrutado
o no del campeonato dependiendo de nuestra actitud.
¡¡Portaos
bien!! ¡No más niños llorando tras perder una partida! ¡Ni gritos de padres a
hijos! Es cuando más nos necesitan. Antes que nada somos padres y todos
queremos la felicidad de nuestros niños. No lo olvidemos. Una madre que no
siempre se porta bien.
Si la mayoría de los padres se comportan asi, con sus hijos a esas edades, en vez de animarlos, pobres niños!!. Ya perder a nadie le gusta y si encima notan que han defraudado a sus papis, pues ni te cuento. Muy mal por esos papis egoistas que idolatran a sus hijos, quizás por tener falsas expectativas creadas a priori. El ajedrez es para disfrutar y si pierden y no son cracks o los numero uno, por favor os pido, animarles siempre. Si no asumis su nivel por las derrotas, mejor será para ellos, que los saqueis de las competiciones deportivas federadas.
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