Hoy ha
fallecido en Sevilla Rafael Esteban Cid Pérez.
Su etapa como
directivo de ajedrez comenzó en 1981 cuando pasó de promocionar el ajedrez en
un club a presidir la Federación Sevillana. Logró conseguir en los años
siguientes ayudas públicas que supusieron entonces una campaña provincial de
promoción, la primera simultánea de Karpov en Sevilla, un intento de relanzar
la Casa del Ajedrez de Sevilla, el renacimiento del Abierto de Sevilla en 1984
y un crecimiento de las licencias sevillanas.
Por esas raras
casualidades de la vida el día antes de su fallecimiento se celebró una reunión
en Sevilla en la que se recordaron a los distintos presidentes de Sevillana y
dónde se mencionaron todas las cosas que he escrito en el párrafo anterior.
En 1985 la
Junta coordinó la creación de las Federaciones Andaluzas y él fue elegido
primer Presidente de la Federación Andaluza de Ajedrez. Su gran logro fue,
lógicamente, saber tocar las teclas políticas adecuadas para que Sevilla
organizase el match entre Kasparov y Karpov en 1987. Toda una fiesta del
ajedrez en Sevilla y España, llena de actividades paralelas al match.
Federativamente
no estábamos en la misma sintonía. Yo había estado en las directivas de la
Sevillana anteriores a él y no estaba de acuerdo con aspectos de su gestión en
la Sevillana y Andaluza. Por eso en 1988 presenté mi candidatura a presidir la
FADA. Fue una historia muy larga en la que ambos conseguimos más o menos la
mitad del total de los votos. Las provincias más alejadas de Sevilla creían
menos en su gestión que las más cercanas. Sin embargo él logró continuar como
Presidente de Gestora y realmente fueron los problemas con las justificaciones
de las subvenciones de la Junta, en algún caso no por culpa directa suya, y
otros aspectos democráticos los que terminaron minando su gestión hacia el año
94.
Recuerdo un
comentario que hice en una asamblea de la FEDA. Acababa de criticar allí a
Rafael por alguna cuestión federativa que no recuerdo pero me sentí en la
obligación de añadir que ello no quitaba que le considerase una persona
enamorada del ajedrez.
Puede no
entenderse viniendo de mí, pero es que era así. Le gustaba estudiar aperturas
que tuviesen gambitos para sorprender a sus rivales, le gustaba organizar cosas
especiales de ajedrez, como cuando trajo a Tahl y a Bronstein a Sevilla en años
posteriores al Mundial, y era un gran estudioso de la historia. Dedicó muchas
horas a investigar y escribir una minuciosa historia del ajedrez sevillano y me
gustaría comprometer a su hijo Rafael a rematar y publicar esa gran labor de su
padre. Algunas cosas me enseñó alguna vez, en medio de nuestros líos
federativos, y les aseguro que es un extraordinario trabajo.
Mis sentidas
condolencias a toda su familia y descanse en paz.
Mi más sentido pésame a toda su familia, especialmente a su hijo, con quien compartí buenos momentos. Gran persona, amante pasional del ajedrez, dio mucho más de lo que recibió, como sucede a tantísimos otros en este deporte. Descanse en paz y enhorabuena por su enorme hacer por este gran deporte.
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